Por un Marxismo Libertario
Daniel Guerin
“Los autoritarios no tienen confianza en la capacidad de las masas para llegar a la conciencia por sí mismas, y les tienen, aun cuando pretendan lo contrario, miedo, pánico. Según ellos todavía están embrutecidas por siglos de opresión: Tienen necesidad de ser guiadas y dirigidas: Una pequeña elite de jefes debe sustituirlas, enseñarles una estrategia revolucionaria y conducirlas a la victoria. Los libertarios sostienen, por el contrario, que la revolución debe ser obra de las masas mismas, de su espontaneidad, de su libre iniciativa, de sus facultades creadoras tan insospechadas como formidables. Ponen en guardia contra los jefes que, en nombre de una mayor conciencia, pretenden imponerse a las masas para expoliarles luego los frutos de su victoria.
Marx y Engels, por su parte, ponen el acento unas veces en la espontaneidad, otras en la conciencia. Pero su síntesis queda coja, incierta, contradictoria. Por otra parte, conviene precisar que los mismos libertarios no siempre escapan a este reproche. Yuxtaponiéndose a la exaltación optimista de la “capacidad política de las clases obreras”, encontramos en Proudhon pasajes pesimistas, en los que duda de dicha capacidad y se une a los autoritarios que sugieren que las masas deben ser dirigidas desde arriba. Bakunin, del mismo modo, nunca logra despojarse completamente del conspiracionismo “cuarenta y ochesco” de su juventud, e inmediatamente después de haber apostado por el irresistible instinto primario de las masas, vemos que preconiza el “nucleamiento” invisible de las mismas con dirigentes conscientes y organizados en sociedades secretas. De ahí este singular peloteo: los que él acusa, a veces no sin fundamento, de autoritarismo, lo encuentran en flagrante delito de maquiavelismo autoritario.
El anarquismo es inseparable del marxismo. Oponerlos es plantear un falso problema. Su querella es una querella de familia. Veo en ellos a dos hermanos gemelos arrastrados a una disputa aberrante que los ha hecho hermanos enemigos.
Forman dos variantes, estrechamente emparentadas de un solo y mismo socialismo.
Además su origen es común. Los ideólogos que los engendraron hallaron conjuntamente su inspiración primero en la gran Revolución Francesa, y luego, en el esfuerzo emprendido por los trabajadores en el siglo XIX- en Francia a partir de 1840-, con miras a emanciparse de todos los yugos.
La estrategia a largo plazo, el objetivo final, es, en resumidas cuentas, idéntico. Se proponen derribar el capitalismo, abolir el Estado, deshacerse de todo tutor, confiar la riqueza social a los trabajadores mismos.
No están en desacuerdo más que en algunos medios para lograrlo, ni siquiera en todos. Hay zonas de pensamiento libertario en la obra de Marx o en la de Lenin, y Bakunin, traductor al ruso de El capital, le debe mucho a Marx.
Sus desacuerdos de hace un siglo se basaban principalmente en el ritmo de desaparición del Estado tras el estallido de una revolución, el papel de las minorías (¿conscientes o dirigentes?) y, también, el uso de los medios de la democracia burguesa (sufragio universal, etc). A estos se han agregado un cierto número de malentendidos, prejuicios y cuestiones verbales.” (1)
En nuestra opinión con la revolución bolivariana se puede lograr la síntesis de un marxismo libertario. El Bolivarianismo tiene muchos elementos de pensamiento libertario, solo hay que potenciarlos para que éste no degenere en burocratismo ni sea secuestrado por las nuevas elites revolucionarias. Potenciemos este aspecto libertario para que el pueblo se emancipe por si mismo, construyendo el verdadero poder popular. El proceso bolivariano por su parte vence los principales enemigos del anarquismo que son tanto la apatía de las personas, como la inmovilidad doctrinaria. Este proceso con sus logros concretos y con todas las ideas, intuiciones y esperanzas con las que se nutre nos sitúa en un estado de equilibrio que nos permite enrumbarnos a la utopía.
Articulemos entonces los movimientos sociales de forma horizontal y libertaria para que avancemos hacia una nueva sociedad basada en la igualdad y la libertad.
(1) Daniel Guérin. “Por un Marxismo Libertario”
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